¿Qué es un ritual?
Podríamos pensar en un ritual como una rutina que nos prepara para algo, una secuencia de eventos que llevan a nuestro cuerpo y mente al estado necesario para hacer lo que vamos a hacer.
Si la ejecución es la adecuada, sirve para concentrarnos en lo que vamos a hacer a continuación. Si por el contrario, falla, tenderemos a desenfocarnos fácilmente poniendo en peligro el rendimiento físico/mental.
Uno de los rituales más famosos no es otro que el de Rafa Nadal antes de hacer un servicio:
El ritual de Rafa, es un ejemplo de tantos dentro del deporte, cada movimiento de su ritual le despeja la cabeza del punto anterior, del resultado y de otros estímulos distractores. Se enfoca exclusivamente en su saque.
Los rituales nos ayudan a despertar la creatividad, a hacer un ejercicio de visualización, nos despejan de pensamientos intrusivos, refuerzan nuestra autoconfianza, nos empujan a conectar con las personas con las que estamos, etc.
Los rituales más curiosos de los que puedo hablar, los he visto sin duda en mis años de fútbol sala. He tenido compañeros que para hacer el fair play (saludo inicial), se tenían que posicionar los últimos de la fila, o el tercero por la cola, por ejemplo. También los he visto de entrar a pista con el pie derecho o de desatarse y volverse a atar los cordones antes de entrar. Sí, este último era mi caso.
¿Qué diferencia un ritual de un hábito?
Los hábitos no son críticos, son cosas poco relevantes de nuestro día a día: lavarnos los dientes, guardar la ropa, ir por las escaleras, etc. Pero un hábito puede convertirse en un ritual si decides otorgarle la importancia suficiente.
Tanto los hábitos como los rituales forman una parte esencial del ser humano, pero los rituales adquieren un significado especial, de hecho, las religiones están llenos de rituales, las misas y las oraciones nos preparan para vivir experiencias espirituales, aliviar los miedos y conjurar la buena suerte.
La cara B
La cara b de los rituales, de hecho, reside en la propia importancia que les damos, en el vínculo emocional que creamos con ellos. Si tu rutina matinal comienza siempre con un “a, b y c” y siempre tiene que ser “a, b y c” porque es algo que te obsesiona, que prácticamente exiges, el día que “b” no se dé en las condiciones esperadas, el día se torcerá bien torcido.
Por eso es importante que tus rituales dependan 100% de ti. Si tomas como ritual tomar un café 15min antes de reanudar tu descanso laboral y no aseguras que la cafetera siempre tenga café, el día que no quede café te encontrarás distraído y/o sin energía, no funcionarás.
Si eres comercial y necesitas un espejo para checkear tu apariencia antes de una vista comercial, asegúrate de llevar uno contigo, o de que la cámara selfie funcione bien.
Y tú, ¿tienes propensión a convertir hábitos en rituales? ¿Tienes bien identificados tus rituales?